martes, 28 de diciembre de 2010

Titanic

- ¿A dónde señorita?
- ¡A las estrellas!

The holiday

“Entiendo lo que es sentirse lo mas pequeño e insignificante posible. Y como puede doler en sitios que ni siquiera sabías que tenías dentro de ti. Y no importa cuantos cortes de pelo nuevos te hagas, ni a cuantos gimnasios te apuntes, ni cuantas copas de Chardonnay bebas con las amigas… aun así te vas a la cama repasando cada detalle e intentas adivinar qué hiciste mal o qué has podido mal interpretar… y como coño has podido pensar que en ese momento eras feliz. Y hay veces que incluso te puedes convencer de que él verá la luz y aparecerá en tu puerta. Y, después de todo, y independientemente de lo largo que sea esto, llegarás a un sitio totalmente nuevo, y conocerás gente que te harán sentir valiosa de nuevo. Y pequeñas partes de tu alma volverá. Y entonces todos esos momentos todos esos años perdidos comenzarán a desaparecer…”

Tenías que ser tu

Verás, cuando llegaron mis 60 segundos me di cuenta de que ya tenía todo lo que quería, pero nada de lo que necesitaba. Y creo que lo que necesito está aquí. He recorrido todo este camino, para comprobar si tú piensas igual porque si es así... la verdad no tengo nada planeado y es algo nuevo para mí. Así que tengo que hacerte una propuesta: Te propongo que no hagamos planes. Te propongo que nos demos una oportunidad. Y dejemos que evolucione por sí solo. Bueno, ¿Qué me dices? ¿Quieres no hacer planes conmigo?

A los que aman

Dicen que a través de las palabras, el dolor se hace más tangible. Que podemos mirarlo como a una criatura oscura. Tanto más ajena a nosotros cuanto más cerca la sentimos. Si uno de estos pequeños granitos enferma, el resto del organismo enferma también. Pero yo siempre he creído que el dolor que no encuentra palabras para ser expresado es el más cruel, más hondo… el más injusto. Pasé mi vida amando a una mujer que amaba a otro que no la amaba sino que amaba a otra de la que nunca supo si la correspondía. Era un tiempo en el que miraba al futuro con más esperanza que miedo.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Tres metros sobre el cielo.

Nos reímos. Y seguimos riéndonos así. Hablando sin saber muy bien de qué ni por qué. Después decidimos colgar, prometiendo que nos llamaremos mañana. Es una promesa inútil: lo hubiéramos hecho de todos modos. Cuando pierdes tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás lcoco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que ella ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdido. O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es un poco de lo mismo...

Tres metros sobre el cielo.

-Ya sé lo que piensa, Claudio.Voy a doscientos por hora a toda ostia, para no enterarme de lo que pasa a mi arededor pero de repente aparece alguien que te dice que aflojes, que vayas más despacio, y cuando aflojas te das cuanta de las cosas. Como que hay un trofeo detrás de esas botellas, que está sonando Beautiful, mi canción favorita, que hoy es martes y 13, y que Rosana se fugaría contigo ahora mismo. Y su hija, Claudio, es esa persona. Es la que me hace aflojar y darme cuenta de las cosas.

Tengo ganas de ti.

-Step, tengo ganas de ti.
-¿Qué has dicho?
-No me tomes el pelo.
-No, te juro que no te he entendido.
[...]
-Step, tengo ganas de ti...